Fotografía

Fotografía original de Xavier Mercadé

April Fool

El loco de abril es en 2020 una broma pesada, un virus que atemoriza y confina a los habitantes del planeta entero. En espera de tiempos mejores, es un día para volver a la canción que Patti Smith dedicó al día de las bromas inocentes. Esto es lo que escribí de ella en "Caballos para la eternidad":

Para Patti Smith, 2008 fue su año ruso. Leyó a Bulgakov y a Gogol, vio películas de Tarkovski, visitó Moscú, estudió la cultura rusa. "April Fool" bebe de esas aguas, pero no es fácil de adivinar cómo. Quizá para ello tendríamos que leer a Gogol antes. Pero lo importante, dijo una vez Bob Dylan, no es de dónde viene una canción sino a dónde te lleva, y de eso tratamos aquí, de las sensaciones que te deja este pequeño tema pop, delicioso, cantable, bailable, casi podríamos decir que intrascendente si no supiéramos que nada en Patti Smith nace por pura frivolidad. Por tanto, sigamos su juego, seamos ese tonto de abril, el equivalente de nuestros “santos inocentes”, porque tal como lo pide no puedes negarte. “Come be my April fool, come we’ll break all the rules.” Tranquilos. Lo de romper las reglas no es todo lo grave que pudiéramos imaginar. No estamos en la era del punk, ni en el CBGB neoyorquino, esto no es Horses ni Radio Ethiopia, y la ruptura de reglas se expresa en “montar una bicicleta oxidada y rodar como lo harían los literatos, ni ricos ni en quiebra, corriendo por los callejones con togas raídas”. Estamos de broma, es el uno de abril. Pero sucede que en toda broma hay parte de verdad, en toda locura hay algo de cordura, y también la hay en la propuesta de este "April Fool": “quemar todos nuestros poemas, añadirlos a los desechos divinos”. ¿Quién de entre todos los que hemos escrito páginas y páginas no ha sentido alguna vez su futilidad, que su invariable destino es caer en el olvido, tarde o pronto? Puede que Patti Smith lo haya sentido también o puede que no, que este par de versos sea simplemente una locura de abril. Por encima de toda otra consideración está la vida, la invitación a la inocencia, ésa que en "Amerigo" habitaba en los indígenas americanos, ésa que en este tema festivo y juguetón nos anima a ser lo que no somos los otros 364 días del año. Por eso, “rezaremos a todos los santos y  vagaremos por el barro, y cuando nuestras almas se sientan morir, con una carcajada inspiraremos y volveremos a la vida”. La música es de nuevo de Tony Shanahan y la elegante guitarra solista la toca Tom Verlaine.